No Conozco a nadie que solo se haya dormido

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Me encontraba comiendo con mi esposa cuando le llegaron malas noticias a su celular, su perro de 14 años y dos meses de edad se encontraba en mal estado de salud, ya no se podía levantar y pegaba leves aullidos de dolor. La tristeza le invadió y comenzó a llorar, la abracé para consolarla mientras dejaba que se siguiera desahogando. Entre sollozos murmuró "Yo pensé que solo se iba a dormir", refiriéndose a cómo moriría su perro. Me quedé pensando un momento...

No Conozco a nadie que solo se haya dormido

Dije, demostrando una vez más que soy malísimo para decir palabras de aliento. Un rato después y con más detenimiento, me puse a recordar las muertes cercanas buscando alguien que sin previo aviso, en la comodidad de su cama y sin enfermedad grave, hubiera abrazado a la muerte en sueños. No encontré casos.

Mi abuelo murió de cáncer de hígado, probablemente causado por la bebida. Cuando se lo diagnosticaron los doctores no le dieron más de dos meses pero él aguantó más de un año. Al principio eran mareos que hacían que se cayera, luego fueron dolores cada vez más fuertes, enflacó mucho, se le hinchaban los pies, luego ya no pudo caminar. Suplicaba a Dios que ya se lo llevara, él era muy activo, siempre haciendo algo, su nuevo estado lo tenía pegado al sillón y a la cama, pero la muerte no complace caprichos. El día de su muerte pidió una rebanada de sandía, alzó los brazos como queriendo abrazar algo y ya no pudo hablar, murió a los pocos minutos.

Mi abuela tuvo cirugía de hernias, la séptima en su vida, desde joven le salieron quizá por los trabajos pesados que realizó para sacar adelante a sus hijos. La cirugía se había pospuesto varias veces, primero por la pandemia, luego por dejadez, le pidieron bajar de peso. Por fin le dieron fecha, pero días antes enfermó del estómago, no podía retener alimentos e iba mucho al baño. Entró deteriorada a cirugía y murió tres días después. Los médicos dijeron que durante su cirugía se dieron cuenta que ya tenía perforado el intestino. Me había dicho que quería que la llevara a la playa cuando se recuperara.

Dos tíos murieron jóvenes durante la pandemia en cama de hospital. A lo que voy, uno no puede elegir el momento de su muerte, el cuerpo humano a veces se aferra tanto a la vida, llevando el dolor al extremo. Recuerdo un vídeo donde narcos abren del pecho de otra persona para sacar su corazón. En el video que dura cinco minutos la víctima pega gritos de dolor todo el tiempo: mientras le entierran el cuchillo, cuando sus pulmones quedan expuestos inflándose frenéticamente y cuando finalmente logran arrancarle el corazón. La víctima pudo ver su corazón, segundos después perdió la conciencia. En su situación, que bonito hubiera sido irse como apagando un interruptor, en el momento que él quisiera y sin la tortura a la que fue sometido.

La eutanasia es legal en los animales, parece misericordioso cuando uno considera que ya han sufrido demasiado y no se puede hacer ya nada por ellos. ¿Por qué no puede aplicarse en humanos? Es un tema complejo ya que la conducta humana es mucho más complicada. Pero me deja pensando: ¿podré elegir mi muerte? ¿podré en su momento darle una muerte digna a mis padres? ¿tendré la suerte de dejar este mundo a mis 100 años con excelente salud y durante mi sueño? ¿o viviré enfermo mis últimos días con dolor y sin calidad de vida?

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